jueves, 28 de abril de 2011

capitulo...siguiente.

Me quedé aluciando. ¿En serio este tio se creia que podia interrumpir en mi diciendome que era mi angel i que ahora mismo él podiateletrsnportase? ¡Já! Me reí en su cara, y él me miró como si estuviese loca, menudo descubrimiento.
-Sé que no me crees asique abré la maldita puerta observba con cara de empanada como no estamos en el hotel, y despues quedaté en shock como hacen todos los humanos. O la criatura que seas tú- diijo el chico.
-Genial, voi a abrir la puerta y no me ovi a quedar empanada. Por cierto son humana por si te lo cuestionabas porque...
Mentira. Eso era una gran mentira. Hace menos de un minuto estaba en el hospital y ahora tenia una especie de internadao rodeado por un bosque. Intenté sin mucho exito que la boca se me cerrase pero no funcionó. Me giré atonita intentado preguntarle donde estabamos pero él ni se inmutó. Se giró ahcia el espejo y se empezó a retocar el pelo.
Me estaba volviendo loca. Cerré´la puerta i cuando la volví a abrir estabamos denuevo en el ajetreado hospital. Loca. Loca. Loca. Salí de el baño y me dirijí a la calle de enfrnete donde siempre pasaba algun coche o camión. Tube suerte, había mogollón de circulacion.
Estaba loca eso estaba claroasique ¿Para que vivir? Mis padres me habían abandonado, mi hermana estaba muerta y yo la veía, Leslan estaba en el hospital y noahbía nadie por el cual vivir. Nadie me necesitaba, yoahora era una don nadie.
Obsevé con lagrimas en lso ojos como los cohes pasabean. Me podría delante de uno y así terminaria para siempre con Terri Chaverry, una don nadie sin futuro.
Vi un camion girando por la rotonda, era mi oportunidad. Fui hacia la carretera y luego me puse en el carril de camion. al verme empezó a pitar e intentó frenar pero no podia desviarse, ahbía mucha gente. Cerré lo ojos esperando mi muerte.
Ya sentía el calor que desprendian los faros del camion cuando alguien me golpeó por el costado a partandome de la carrtera. Abrí los ojos i me encontré con un muchacho. Era alto, moreno y fuerte. Su expresion era de horror absoluto i no sabía porque. La que estaba aqui aterrorizada era yo no él.

-Terri-me dijo- no tte puedes suicidar. Mucha gente depende de tí.
-¿Quien eres?-pregunté.
-Tú angel, Terri.
-¿Quien depende de mí?- susurré incorporandome poco a poco.
La gente de al lado nos miraba incluso un señor pamayor dijo si estababien, si necesitabauna ambulancia. Estube apunto de contestarle: 'Una ambulandcia no, loq ue necesito es un loquero'.
-Mucha gente, gente como la que estaba en el internado. donde dentro de poco estarás tu tambien.

jueves, 21 de abril de 2011

Capitulo 9


Una hora y media más tarde, Leslan y yo estábamos en el hospital. A él le metieron en una habitación para ponerle puntos en la cabeza y hacerle unas pruebas. Yo me tuve que quedar esperando en la diminuta sala de espera.
No podía parar de darle vueltas a lo que había ocurrido en el bosque. ¿En que se había metido Leslan? Si yo no sabía nada era  porque él se había metido en problemas peligrosos, no había más que ver su cara. Estaba tan nerviosa que no me pude quedar quieta. Salí a tomar el aire, entré, fui a la cafetería, volví a la sala de espera, pregunté a los médicos, salí a comprarme regalices, volví y pasadas dos horas, el médico me llamó.

-¿Terri Châverry?-asentí- Leslan Wood se encuentra en la habitación 218, le hemos tenido que sedar. Tiene dos costillas izquierdas movidas, le hemos puesto tres puntos en la cabeza y desinfectados las heridas. Tiene un traumatismo en la cabeza por lo que se va a quedar en observación un día. Luego se podrá ir a casa.
-¿Puedo ir a verle?

El médico asintió y yo salí disparada hacia la habitación de Leslan. Cuando llegué estaba sedado con la cabeza vendada. Me acerqué, le di un beso en la mejilla y le susurré que siempre estaría con él , pasara lo que pasara. Me senté en el sofá que había en la habitación. Eran las cuatro de la  madrugada, tenía sueño y aunque quise quedarme despierta para vigilar a Leslan, el sueño me ganó la batalla y me quedé dormida.

Al despertarme, Leslan seguía dormido. ¿Cómo podía  haberle hecho alguien algo así? Salí, tenía que ir al baño y no había en la habitación. Suerte para mí, estaba en frente de la 218, no dejaría mucho tiempo solo a Leslan. Entré y no había nadie, raro en un hospital tan transitado como aquel. Me miré en el espejo y no me reconocí. ¿Dónde estaba la coronada varias veces Reina de la Belleza? ¿Dónde estaba Terri, la chica perfecta? No sabía donde estaba pero desde luego ahí no. La chica que estaba ahí era una adolescente asustada, cansada de sufrir, sin metas en la vida, cuyo único pensamiento era como hacer sufrir al asesino de Melody y al matón de Leslan.
De repente las luces se apagaron. Tocando las paredes encontré el interruptor de la luz pero no funcionada. Genial, se habían fundido las luces. Sin poder ver nada conseguí encontrar el pomo de la puerta pero se había atascado. ¿Me podía pasar algo más?

-Hola Terri.

Reconocí al instante esa voz. El ángel. ¿Qué hacía aquí? ¿Cómo había entrado?

-¿Quién eres?-pregunté.
-Soy tu ángel, ya te lo dije.
-No te creo. ¿Porqué se han apago las luces y la puerta esta cerrada? Como no me abras la puerta voy a gritar.
-Grita-me desafió-nadie te va a escuchar. He insonorizado la habitación.
-¿No crees que la gente va a querer ir al baño y se van a dar cuenta de que esta atascada la puerta?
-Terri, no estamos en el hospital-me contestó riendose.



domingo, 17 de abril de 2011

Capitulo 8

Corrí hasta mi casa, el último lugar donde había visto a Leslan. Me faltaba el aliento pero me daba igual, necesitaba hablar con él, pedirle perdón. Pero cuanto entré en mi casa no había nadie, estaba completamente desierta. Me hubiese gustado decir que no me lo esperaba, que tenía la certeza de que Leslan me estaría esperando en la puerta de mi casa con los brazos abierto, con aquella sonrisa que tanto me reconfortaba en los malos momentos, que cuando nos abrazásemos me susurraría que íbamos a salir juntos de esto, pero no era así.
La paciencia de Leslan tenía un límite y yo lo había superado. Tenía que buscarle. Ahora no me podía dejar tirada. Habíamos pasado muchos momentos duros y éste era otro que se uniría a la lista pero que también  lo superaríamos.
Crucé la calle y llamé a su casa pero nadie me abrió la puerta, le llamé al móvil y saltó el contestador. ¿Dónde se había metido?. Igual me había seguido y ahora se encontraba en el bosque. Era una remota posibilidad pero por lo menos tenía un lugar en el que empezar a buscar.
Me metí en el bosque gritando su nombre. No había respuesta, sin embargo tenía una corazonada. Algo me decía que Leslan se encontraba aquí, en medio del bosque, y que se encontraba en peligro. No tenía ninguna lógica que él estuviese en peligro ya que en este bosque no había ningún animal peligroso. A cada paso que daba aquella sensación incrementaba. Gritaba su nombre más y más alto pero no había respuesta.
Al no obtener ningún resultado opté por otra táctica, me agaché y permanecí en silencio. Si en diez minutos no escuchaba nada me iría. Los primeros cinco minutos fueron insufribles, tenía la certeza de que algo le estaba pasando a Leslan pero sabía el qué hasta que oí una voz.

-Recuerda, la próxima vez quiero más información, sino todo será mucho peor.

No reconocí la voz pero al oírla un escalofrío me recorrió el cuerpo. No se escuchó nada más y volví a grita su nombre aunque esta vez con resultado. De entre unos matorrales salió Leslan.

-¿Terri?-preguntó- ¿Eres tú?
-Sí, soy yo. Leslan siento haberme escapado, quiero que sepas que...

Cuando estaba suficientemente cerca de él, me quedé sin habla. ¿Qué le habían hecho? Tenía el labio inferior partido, el ojo derecho muy hinchado y de la cabeza le emanaba sangre. Cuando vio mi cara de espanto, agachó la suya.

-Leslan, mírame a la cara- pero no la levantó- ¿Quién te ha hecho esto?
-Nadie, te he ido a buscar y he tropezado.

No era tonta. Si te caías en el bosque como mucho te podías hacer un rasguño pero no se te partía el labio. A Leslan le habían pegado y seguramente tenía relación con el tipo que había hablado anteriormente.
Saqué un pañuelo y con cuidado intenté limpiarle algunas heridas. El la cabeza le tendrían que poner alguno puntos, pero eso no era lo que más me preocupaba. Por más que le mirase a los ojos, no me respondía. Tenía la mirada perdida, como si hubiese visto algo que no se podía quitar de la cabeza.

-¿Esto te lo han hecho por no dar mas información, verdad?-Pero Leslan no me  respondía-¿Qué información quiere?

Él siguió sin hacerme caso. Le abracé y empecé a llorar. Primero mis padres, luego mi hermana y ahora Leslan. Era más de lo que nadie podía soportar.

-Leslan...-susurré  con lagrimas en los ojos.
-Prométeme que pase lo que pase, siempre estarás a mi lado-contestó Leslan.
-Siempre-respondí.

martes, 12 de abril de 2011

Stoop

Bueno para no dejaros con la intriga y para que no pnseis que he ejado dee escribir os voi a decir que voi a estar unos dias, mui pocos, sin poner ningun capitulo.
La verdad esque mis amigas dicen que la historia va mui ráápido i tienen razóón pero no quiero que vosotras os aburrais sino pasa nada emocionante.
Asique voi a esperaar a quue me venga máás inspiracion para la historia i así de paso pienso como hacer lo de los capitulos i el ritmo de la historia.
Si tieenen alguna idea me gustaría oirlaa(:
Graciiias

miércoles, 6 de abril de 2011

Capitulo 7

Con remordimiento de conciencia me levanté del suelo. Tenía que pedirle perdón a Leslan por haberme comportado como una niña mimada. Había oscurecido pero todavía podía ver el camino de vuelta a mi casa. Me agaché un momento para atarme mejor los cordones de las zapatillas y cuando levanté la cabeza lo que vi me dejó petrificada. Un ola de frío me comenzó a recorrer todo el cuerpo. Solamente salió una nombre de mis labios:

-Melody.

Ahí estaba, otra vez más, mi hermana muerta. Tenía la piel más pálida de lo normal y no paraba de mirarme fijamente con aquellos ojos azules sin vida. Su pelo moreno no paraba de gotearle, mojándole la ropa con la que murió, vaqueros y sudadera roja. Los policías nos contaron que la encontraron muerta en el río, con una bala de pistola clavada en el corazón. Nunca supimos quien la había asesinado y por más que le preguntase a Melody ella siempre sonreía y negaba con la cabeza. ¿Significaba aquello que ella no quería que yo supiese quien la había asesinado? ¿Quería protegerme? Si esa era su intención, lo sentía mucho, pero le iba a encontrar e iba a acabar con ellos.

Di un paso quedando así más cerca de Melody. Era la primera vez en dos meses que no sentía miedo. Probablemente estaba loca, probablemente era la única persona capaz de ver a Melody, pero me daba igual. Mis padres me habían abandonado, mi hermana estaba muerta y en vez de ir a buscar a mi padres o al asesino de mi Melody, mi única preocupación era seguir siendo la chica más popular de la escuela. Era una cretina y eso se había acabado.

-Voy a encontrar a tu asesino y va a pagar por haberte quitado la vida-dije.

Con paso más decidido que nunca, me alejé. Pero la vos de mi hermana, con aquel tono de hermana mayor que siempre me irritaba, retumbó en el bosque.

-No va a hacer falta- me giré pero ella seguía de espaldas- Él ya te a encontrado- y desapareció.

Seguí caminando. Si estaba por aquí su asesino, genial, así por fin nos veríamos las caras.  Mentiría si dijese que no tenía miedo, pero no lo iba a mostrar. No había nada peor que se mostrara el miedo. Con la cabeza bien alta continué.
No le iba a contar nada de esto a Leslan, el pobre ya tenía varios problemas como para que yo le cargase con uno más. Le diría que me había ido a correr, le pediría perdon y todo volvería a la normalidad.



domingo, 3 de abril de 2011

Capitulo 6

Mientras corría me puse a pensar en Leslan. Aquel osito de peluche siempre estaba cuando lo necesitaba, me ayudó con las apariciones de mi hermana, cuando me desmayé estuvo en todo momento conmigo, porque al fin y al cabo eso es lo que hacen los amigos, se apoyan y se protegen unos a otros; aunque uno de ellos esté loco, como era mi caso. Yo había sido una mala amiga para Leslan, él siempre me ayudaba y solo quería lo mejor para mí, pero yo no paraba de contestarle mal, de dejarle tirado, como en aquel momento.
Él me había dicho que era mejor que me quedase en casa por si que me volvían los mareos  y era verdad, ¿qué me pasaría si ahora me volviesen los dolores? Estaba en medio del bosque, corriendo, sin nadie a la vista en un radio de siete kilómetro. Leslan tenía razón, ir a correr sola había sido una mala idea.
Empecé a reducir la velocidad hasta casi pararme cuando me tropecé con una piedra y caí al suelo. Había oscurecido y se podían observar las primeras estrellas brillando por lo que permanecí en el suelo. Supuse que no tenía más que un rasguño en las piernas pues podía mover las dos sin dolor alguno. Tenía gracia, así había conocido a Leslan. Lo recordaba perfectamente.
Tenía doce años y acababa de mudarme. Era la chica nueva del colegio y quería causar buena sensación así que busqué pruebas a las que apuntarme. Una de ellas, la primera y la que más me gustó fue atletismo. El lunes siguiente eran las pruebas y había estado corriendo durante todo el fin de semana, superando mis records personales. Tenía todos los boletos para ganar y entrar en el equipo de atletismo.
Llegué prontísimo al colegio, me dirigí al estadio y no paré de correr hasta las doce, la hora de las pruebas. Me había perdido las clases pero no me importaba.
A la hora acordada todos los participantes comenzaron a llegar, hasta que vino el señor Saunders y todos nos pusimos en nuestras marcas listos para correr.
Antes de que dieran el pistoletazo de salido miré a mis compañeros pero nadie me llamó la atención excepto el chico que tenía al lado. Sabía que se llamaba Leslan, pues las chicas que tenia al lado no paraban de hablar sobre él. Era altísimo, moreno y tenía los ojos más bonitos que había visto nunca.

-Hola-me dijo.

Sonreí como una idiota, lo cual me despistó cuando dispararon la pistola que nos daba la salida. Todos habían salido y yo seguía ahí parada. Para cuando me di cuenta, el resto me sacaba mucha ventaja pero yo corrí con todas mis fuerzas; no había estado entrenando todo el fin de semana para nada. Y si me quería hacer un hueco en el colegio necesitaba quedar la primera de las chicas, cosa que veía muy difícil. Leslan iba en cabeza con un ritmo muy rápido, tenía la plaza asegurada.
Adelanté a las chicas más rezagadas que aún llevando solo dos minutos corriendo ya estaban rojas. Corría y corría y seguía adelantando a gente hasta que tropecé con el cordón del zapato que se me había soltado. Caí al suelo y por más que intentase levantarme no podía. Me había retorcido el tobillo. Todos me adelantaron y el señor Saunders me gritó que no me moviera que solo faltaba una vuelta para que se acabase la carrera. Él no podía entrar en la pista sino haría que algunos corredores bajasen su marca. Me quedé ahí esperando con el tobillo retorcido, echa un ovillo mientras veía corredores adelantándose unos a otros.  
Estaban todos menos uno, Leslan. ¿Dónde se había metido? ¿Había ya acabado al carrera? Eso era imposible, yo me había tropezado cerca de la línea de meta y él no había pasado por ahí. Entonces entre suspiros alguien me dijo:

-¿Estas bien?

Era él. Leslan. Todavía no había acabado al carrera sin embargo se había parado a ayudarme. Yo asentía en señal de estar bien. El señor Saunders  no paraba de gritar a Leslan que volviese a correr, que iba a perder su plaza pero él en vez de continuar corriendo me ayudó a levantarme y juntos fuimos a la enfermería.
Por el camino ninguno hablamos pero cuando llegamos la enfermería no pude soportarlo más.

-¿Por qué te has parado? Ibas ganando y tenías la plaza asegurada y…
-Da igual, es solo eso, una plaza. Tú necesitabas ayuda y yo te ayudé. Siempre te ayudaré, tenlo en cuenta.

Al principio me resultó muy raro, ¿nos acabábamos de conocer y me iba ayudar siempre? Pero así fue. Una semana más tarde nos apuntamos a las pruebas yo de animadora y él de rugby y ambos lo conseguimos. Así comenzó nuestra amistad, incluso entonces Leslan me ayudaba.